SOLICITUD DE FIN DE USO DE CUBREBOCAS EN LAS ESCUELAS DE TODOS LOS NIVELES DE MÉXICO

WhatsApp_Image_2022-10-05_at_16.27_.04_.jpegSOLICITUD DE FIN DE USO DE CUBREBOCAS EN LAS ESCUELAS DE TODOS LOS NIVELES  

Estimado Dr. Hugo López-Gatell Ramírez Subsecretario de Prevención y Promoción de Salud:  

Han pasado ya dos años y medio desde que, en marzo de 2020, arrancó en México la llamada Jornada de sana distancia, a raíz de la cual, partiendo de una política generalizada de confinamientos, comenzaron a desplegarse los esfuerzos conjuntos, institucionales y sociales, para combatir la pandemia ocasionada por el surgimiento y expansión del virus Sars-Cov-2 a nivel mundial. El objetivo explícito de ese periodo de confinamiento no fue, en ningún momento, acabar por completo con la enfermedad, sino dar tiempo al Estado para ampliar su capacidad hospitalaria, hacerse de instrumentos, medicamentos y herramientas necesarias, así como implementar los protocolos correspondientes, con el fin de hacer frente a la epidemia con mayor eficacia. Ello fue, además, necesario por el grado de desabasto y abandono en el que se encontraba el sector salud después de casi 4 décadas de desgobierno neoliberal.

En su forma más extrema, la Jornada de sana distancia concluyó el 30 de mayo del año 2020, y se convocó a todos los estados a ir recuperando las actividades a nivel nacional con las precauciones recomendadas por el periodo de la llamada nueva normalidad. Para ello, se introdujo el mecanismo del Semáforo de riesgo epidémico, cuya implementación reconocía 4 niveles distintos de alerta epidemiológica; en su última actualización, para el color verde, se señalaba que todas las actividades denominadas “no esenciales” podían realizarse de modo habitual, y que el uso del cubrebocas (sobre cuyas serias limitaciones, usted mismo, siempre informó responsablemente a la población mexicana) no era obligatorio en ningún área, y apenas se consideraba recomendado para espacios públicos cerrados donde no fuera posible mantener la “sana distancia”. Las escuelas, los hospitales y los espacios públicos cerrados (giros comerciales) hicieron caso omiso de esa recomendación y, asumiéndose como autoridad sanitaria, impusieron el uso de ese aditamento a la población en su conjunto. Ninguna autoridad sanitaria puso límites a esa actitud incorrecta e ilegal en dichos espacios.

Después de la aún vigente y extensa campaña de vacunación que comenzó desde el año 2021, así como de la disminución del nivel de contagio y, principalmente, de letalidad de la enfermedad desencadenada por las nuevas variantes del nuevo coronavirus, se decidió poner fin al periodo de emergencia sanitaria nacional el 26 de abril del año en curso, con lo cual, incluso el mecanismo del semáforo de riesgo epidémico dejó de ser tomado en cuenta como indicador para regular las actividades cotidianas de la sociedad mexicana. No había ya razón, a nivel nacional, para seguir implementando acciones propias del periodo pandémico ni para obligar a nadie a utilizar instrumentos sanitarios como los barbijos que, por lo demás, como es bien sabido, tienen un efecto muy limitado (tal como determinaron investigadores daneses a principios de 2020), causan efectos adversos cuya gravedad desconocemos (como la respiración de CO2 y posibles partículas tóxicas agregadas durante su manufactura) y carecen por completo de sentido en un periodo en el que no hay emergencia sanitaria. Usted mismo señaló, ese mismo 26 de abril, que la Secretaría de Salud no había obligado nunca a su uso y que, por lo tanto, no tenía por qué recomendar que se dejara de imponer a nivel nacional. Sin embargo, esa perspectiva desatendió la realidad, pues los espacios antes mencionados se arrogaron el derecho a imponer el uso indiscriminado y obligatorio del cubrebocas, aun cuando esto era a todas luces innecesario e ilegal. Por lo demás, la Secretaría de Salud sí puede recomendar a la Secretaría de Educación Pública que deje de imponer a los niños, adolescentes, jóvenes, maestros y personal administrativo el uso del cubrebocas.

En la actualidad, varios estados han eliminado ya el uso obligatorio de cubrebocas tanto en espacios abiertos como cerrados. Esto mismo se confirmó en la Ciudad de México, cuando el pasado viernes 14 de octubre, en la Gaceta Oficial de dicha entidad, se publicó el acuerdo en el que se eliminaba la obligatoriedad del uso de cubrebocas en todos los espacios. Sin embargo, de manera inverosímil, y atentando contra el espíritu de las modificaciones actuales, tanto a nivel federal como local (consecuencia natural de la baja incidencia epidémica y la bajísima tasa de letalidad relacionada con la covid-19), la Secretaría de Educación Pública decidió seguir imponiendo a los niños y adolescentes del país la obligación de usar cubrebocas al interior de las escuelas, cuando se ha demostrado, de manera fehaciente, que la actividad presencial en las mismas no tiene impacto alguno en el aumento de contagios. Además, por si esto fuera poco, son justo los niños y adolescentes el grupo etario que menos probabilidades tiene de sufrir una enfermedad grave derivada del nuevo coronavirus, así como de morir a causa de él. En este rubro, las estadísticas muestran que la posibilidad de muerte en dichos sectores de la población es casi nula. Finalmente, el argumento de que, si bien los niños no enferman gravemente, pero pueden contagiar a sus padres y abuelos, se viene completamente por la borda cuando las estadísticas marcan un porcentaje de población en las edades adultas de más del 70%, y los padres de los niños se pueden mover con total libertad, sin cubrirse el rostro, en cualquier espacio que deseen. ELIMINEMOS COMPLETAMENTE LA ABSURDA Y CRUEL IMPOSICIÓN DE USO DE CUBREBOCAS A LOS NIÑOS.

Respetado Dr. López-Gatell: como encargado nacional en el crítico periodo pandémico del 2020 a 2022, y como Subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, no puede usted ignorar esta realidad y dejar que las instituciones sigan actuando, indebidamente, como autoridades sanitarias e impongan a la población algo que corresponde hacer a la Secretaría de Salud. Vacunada ya, en más de un 90% con esquema completo, la población mayor de 60 años a nivel nacional, en adición a una cantidad muy importante de recuperados de la enfermedad, no hay por qué obligar a los niños al uso de cubrebocas en las escuelas. El argumento con el que se les impuso ese aditamento sanitario en el espacio escolar fue que era necesario que lo usaran para proteger a sus padres y abuelos, aunque los niños no corrían mucho riesgo de muerte ni de enfermedad grave al contagiarse de la covid-19. Pues bien, con las múltiples campañas de vacunación enfocadas en los adultos y adultos mayores, dicho riesgo se ha disipado casi en su totalidad. Los niños no sólo no se contagian en gran escala del nuevo coronavirus, sino que tampoco son “supertransmisores”, como se les quiso caracterizar, de manera inadecuada y alarmista, en el año 2020.

La infancia y la adolescencia son momentos preciados de formación y crecimiento, en el que el contacto y el conocimiento libres y armónicos juegan un papel fundamental. A pesar de los esfuerzos de transformación y cambio de los espacios educativos, y del intento serio por convertirlos en lugares seguros, de convivencia, desarrollo y aprendizaje colectivo, siguen siendo centros en los que predomina la disciplina, la sujeción y la coerción del desarrollo individual y grupal de los alumnos. No hay por qué imponerles una carga más en el proceso de su formación cuando la emergencia sanitaria en México ya pasó desde hace tiempo.

¡Liberemos los rostros de los niños, adolescentes y jóvenes de México!

¡Dejémoslos verse a la cara y reconocerse en plena libertad!

Exigimos que la Secretaría de Salud recomiende a la Secretaría de Educación Pública el fin de uso de cubrebocas en las escuelas de todos los niveles.  

Responsables de la redacción: Carlos Herrera de la Fuente y Raúl Zambrano.


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